revista de divulgación del Instituto de Astrofísica de Andalucía

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El hielo, motor de la actividad del cometa 67P

Variaciones de brillo en la superficie del 67P muestran la complejidad de la actividad cometaria
Por Silbia López de Lacalle (IAA-CSIC)

Un equipo internacional, con participación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), ha observado con la cámara OSIRIS de la misión Rosetta cambios en la luz que se refleja en la superficie del cometa 67P/Churyumov con distintas escalas de tiempo, desde minutos a varios días. Dichos cambios de brillo se deben, principalmente, a la cantidad de hielo presente en el área de observación. Este hallazgo, publicado en la revista Science, ayuda a construir modelos con los que simular la actividad cometaria y, por tanto, avanzar en la comprensión de la formación del Sistema Solar.

Las variaciones de brillo en la superficie de 67P/Churyumov se deben, por un lado, a la heterogeneidad de la composición del cometa, que deja al descubierto extensiones de hielo cuando el polvo que lo cubre es expulsado desde el núcleo y, por otro, a la existencia del llamado ciclo del agua, recondensación de moléculas de agua en zonas frías de la superficie (zonas en noche o en sombra). Estas observaciones se han llevado a cabo midiendo el brillo relativo de la superficie del cometa utilizando distintos filtros del instrumento OSIRIS con gran resolución espacial y temporal.
“La actividad cometaria, es decir, cómo se produce el gas y el polvo que se libera desde el núcleo del cometa, era uno de los procesos menos conocidos en su naturaleza. Nuestro estudio proporciona esa información clave para crear los modelos para interpretar la producción de gas y polvo de los cometas”, explica Pedro J. Gutiérrez, investigador del IAA-CSIC que participa en el estudio.
Uno de los principales objetivos de la misión Rosetta era proporcionar datos de calidad que sirvieran de referencia para estudiar y analizar la gran cantidad de datos que se toman desde Tierra. “Este trabajo lo ha conseguido. Y la información que nos ofrece es clave no solo para conocer el desarrollo de la actividad cometaria sino para comprender cómo se formó nuestro Sistema Solar desde el colapso de una nube interestelar de gas y polvo”, concluye Gutiérrez.