revista de divulgación del Instituto de Astrofísica de Andalucía

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El gran final de la misión Rosetta

La misión Rosetta (ESA), que ha completado todos sus objetivos científicos, es ya uno de los hitos destacados de la historia de la exploración espacial
Por Redacción

El pasado 29 de septiembre la misión Rosetta (ESA) recibió los comandos para ejecutar la maniobra de colisión que la llevó a chocar contra el núcleo del cometa 67P Churyumov-Gerasimenko. La nave descendió hacia una región del lóbulo menor del cometa conocida como Ma´at. La cámara OSIRIS, en la que participaba el Instituto de Astrofísica de Andalucía, tuvo un papel protagonista, ya que tomó imágenes del cometa desde una perspectiva única y envió la última fotografía de la misión.
“En mi opinión, termina una de las misiones espaciales más completas de nuestra historia, repleta de éxitos sin precedentes -señala Pedro J. Gutiérrez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que ha participado en la misión-. Ahora debemos ser capaces de descifrar toda la información y datos que nos ha dejado para entender, por fin, el origen y formación de nuestro sistema planetario”.
La misión, lanzada en 2014, nos ha brindado la imagen más detallada del núcleo de un cometa y ha ofrecido momentos emocionantes, como la maniobra de entrada en órbita en torno al cometa 67P o el aterrizaje del módulo Philae sobre su superficie. La nave, que ha acompañado al cometa en su trayectoria en torno al Sol, ya apenas recibía energía para continuar operando, pero esta maniobra de descenso controlado y con la mayoría de instrumentos en activo permitió sumar un nuevo hito al estudiar el cometa desde una proximidad única.
Imagen del cometa 67P tomada por la cámara OSIRIS durante el descenso de Rosetta.

La visión más precisa y completa de un cometa

La misión ha producido los mejores datos jamás obtenidos sobre un núcleo cometario. Unos datos que han permitido determinar por primera vez de forma directa su densidad, caracterizar en detalle las diferentes regiones de su superficie o estudiar cómo se desencadena la actividad que genera la envoltura (o coma) y las colas de los cometas.  
La última imagen de la misión.  Fuente: ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS  Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA /UPM  /DASP/IDALa misión Rosetta ha logrado determinar de forma directa la densidad de 67P, un cuerpo la mitad de denso que el agua y que, dado su tamaño, debe de estar vacío en un 80%.
Las imágenes de la cámara OSIRIS han permitido analizar en detalle la forma de 67P, cuya estructura bilobulada, que recuerda a un patito de goma, se debe a que el cometa surgió por la fusión de dos objetos. Ahora los científicos involucrados en la misión trabajan en descubrir y definir las condiciones bajo las que se produjo esa fusión de dos cuerpos en las primeras etapas de la formación de nuestro Sistema Solar.
Rosetta también ha desvelado una variedad morfológica inesperada a lo largo de la superficie de 67P. Se han clasificado numerosas regiones distintas en el núcleo del cometa, que reciben nombres de la mitología egipcia y se agrupan en cinco categorías básicas: terrenos cubiertos de polvo, material frágil con fosas y estructuras circulares, grandes depresiones, superficies lisas y zonas de material consolidado.
Una complejidad extraordinaria para un cuerpo de apenas cuatro kilómetros de longitud.

Fuegos artificiales en el verano del cometa

En los tres meses alrededor del 13 de agosto de 2015, fecha del máximo acercamiento del cometa 67P al Sol, las cámaras de Rosetta capturaron treinta y cuatro emisiones.
Estos violentos estallidos iban mucho más allá de los chorros y flujos de materia que suelen salir expulsados del núcleo del cometa y que aparecen y desaparecen con precisión cronométrica en cada rotación, sincronizándose con la salida y la puesta del Sol en el cometa.Emisiones en el cometa. ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/ DASP/IDA
Por el contrario, las emisiones son mucho más brillantes que los chorros: se trata de breves proyecciones de polvo a alta velocidad. Normalmente solo llegan a verse en una imagen, lo que indica que su duración es inferior al intervalo de captura, que es de entre cinco y treinta minutos. Se cree que, en esos pocos minutos, cada emisión puede liberar entre sesenta y doscientas sesenta toneladas de materia.
El equipo descubrió que algo más de la mitad de estos eventos se producían en regiones correspondientes a la primera hora de la mañana, cuando el Sol comenzaba a calentar la superficie tras varias horas de oscuridad.
Así, se cree que el rápido cambio de la temperatura local provoca unas tensiones térmicas en la superficie que podrían llevar a la fracturación y exposición repentinas de materia volátil. Esta materia se calentaría con rapidez y terminaría por evaporarse de forma explosiva.