revista de divulgación del Instituto de Astrofísica de Andalucía

Ciencia en historias

Beatrice Hill Tinsley, la lucha entre la familia y la profesión

Por Josefa Masegosa (IAA-CSIC)

Beatrice Hill Tinsley (1941-1981) fue una astrónoma británica, que creció y se educó en Nueva Zelanda. Estudió en escuelas para chicas, siempre obteniendo las máximas calificaciones, tanto en los estudios reglados como en sus estudios musicales de violín y en idiomas. 

A los 17 años ingresó en la Universidad de Canterbury, obteniendo el doble grado de Matemáticas y Física. En 1961 se casó con el profesor de física Brian Tinsley y en 1963 se trasladaron a Estados Unidos a la Universidad de Texas en Dallas, donde a Brian le ofrecieron un puesto en el Centro Suroeste para Estudios Avanzados (SCAS, por sus siglas en Inglés).  Sin embargo, Tinsley nunca fue considerada para un puesto decente, a pesar de ser más brillante que su esposo, para preservar a la Universidad de practicar políticas de favoritismo con las esposas. La única posibilidad que tuvo durante el desarrollo de su trabajo de investigación fue aceptar trabajo a media jornada en el departamento de astronomía de Austin, a 300 kilómetros de su casa (¡¡5 horas de autobús!!).

A pesar de todas las dificultades, Beatrice Tinsley fue la astrónoma que descubrió cómo evolucionan las galaxias. Su tesis titulada “Evolución de Galaxias y su importancia para la cosmología”, constituyó uno de las contribuciones fundamentales del siglo XX seleccionada por la prestigiosa revista The Astrophysical Journal, entre un total de 53 contribuciones. Marcia Bartusiak, una de sus biógrafas, describe que en principio Tinsley se interesó por la cosmología para estudiar si el universo era abierto o cerrado, pero mientras examinaba todos los datos útiles en esta línea, tales como diámetros de los cúmulos de galaxias, magnitudes de las galaxias, tamaños de estas, etc, una pregunta la seguía atormentando: ¿cómo estaban cambiando las galaxias con el tiempo? ¿Cómo evolucionaban? Ella se planteó el objetivo titánico para esa época - su tesis es de 1967 - de simular la evolución de las galaxias creando un modelo numérico que seguía los cambios de color y brillo de las estrellas que las componen. Nadie antes había abordado un problema semejante. Beatrice Tinsley construyó su modelo basándose en las mejores pruebas teóricas y observacionales disponibles en aquel momento. Aún hoy se sigue usando la misma metodología, pero obviamente con simulaciones mucho más sofisticadas. 

Su trabajo le valió el respeto y consideración de los astrónomos y astrónomas más eminentes de la época, pero, sin embargo, no la consideración de la Universidad de Texas, donde no pudo obtener el puesto al cual aspiraba, de profesor ayudante.  Ella describe así su situación: “la Universidad de Texas en Dallas (UTD) me llevó a un estado de angustia vital difícil de explicar. Yo soy una excelente científica y entre mis colegas de profesión soy tratada como una persona respetable y valiosa, sin embargo la UTD me ha mantenido trabajando en el nivel más bajo posible…”

En ese momento tenía ofertas de la Universidad de Cambridge en Inglaterra, la Universidad de Chicago y la Universidad de Yale, decidiéndose por esta última para estar lo más cerca posible de su familia. Esta decisión le costó la separación de su marido y la renuncia a la custodia de sus dos hijos. Aún recuerdo, en mis primeros años en esta profesión, el juicio de “mala madre” que le otorgaban los colegas de profesión por el abandono de sus hijos.

Una vez aterrizada en Yale, a pesar del dolor que le causaba estar separada de sus hijos, floreció desde todos los puntos de vista, tanto científicamente como en su vida personal. En 1978 recibió la noticia oficial de que se había convertido en la primera mujer en ostentar el cargo de “Full Professor of Astronomy” en la Universidad de Yale. Ella recibió el honor de ser la Directora de Estudios de Grado, cargo que adoraba por su gran interés en dirigir el trabajo de jóvenes realizando el doctorado. Dada su naturaleza disciplinada pasaba las mañanas enseñando astronomía y las tardes las dedicaba a la investigación y a su vocación musical practicando con su violín. 

Toda esta vida idílica fue truncada por el diagnóstico ese mismo año de un melanoma, que le causó la muerte el 23 de marzo de 1981. No obstante, estuvo trabajando hasta el último minuto. Su último artículo, publicado por la prestigiosa revista Astrophysical Journal en noviembre de 1981, fue escrito desde el hospital con su mano izquierda. La derecha ya no le respondía debido a los fuertes tratamientos de quimioterapia. No alcanzó a verlo publicado. Murió con apenas 40 años. 

En sólo 14 años de vida profesional publicó más de 100 artículos. En palabras de la eminente cosmóloga Sandra Faber en su obituario publicado en Physics Today, los trabajos de Beatrice Tinsley han cambiado el curso de la cosmología.