revista de divulgación del Instituto de Astrofísica de Andalucía

Ciencia en historias

Pilar López de Coca, nuestra primera astrónoma

Por Josefa Masegosa e Isabel Márquez (IAA-CSIC)

La reconstrucción de la ciencia en España tras la dictadura solo fue posible gracias al impulso de unos pocos jóvenes investigadores, que comprendieron la importancia fundamental de la investigación y el conocimiento para hacer viable una sociedad democrática con futuro. En los primeros tiempos de democracia no había en España referentes en los que apoyarse, ni para la ciencia en general ni en astrofísica en particular. La situación en los países de nuestro entorno era tan avanzada y diferente que tampoco podía servir  de modelo. Había pues que impulsar desde cero la astrofísica e inventarse un modo de estructuración y desarrollo. Esa tarea fue emprendida por un puñado de jóvenes científicos, entre los que jugó un papel indiscutible Pilar López de Coca.
Pilar nació en Málaga en 1948. En 1970 se licenció en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada (UGR) y ahí comenzó su labor investigadora. Entre 1970 y 1975 compartía las clases en la facultad con todo el trabajo, no medible, de la creación en 1975 de la licenciatura en Ciencias Físicas en la UGR así como la creación ese mismo año del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA). El encuentro fortuito con su compañero de vida, Ángel Rolland, y los compañeros de facultad, Jose María Quintana y Eduardo Battaner, proporcionó el ambiente necesario para comenzar las primeras investigaciones en astrofísica. Se embarcaron conjuntamente con el profesor Teodoro Vives en el proyecto de lo que sería el germen de la astronomía en Sierra Nevada: el Observatorio del Mojón del Trigo (OMT), equipado con un pequeño telescopio de treinta centímetros donado por la Universidad de Georgetown.
En 1971 la Compañía de Jesús vendió los terrenos del Campus de Cartuja a la UGR, adquiriendo esta los derechos de explotación del OMT, si bien la propiedad seguía en manos de la Compañía de Jesús. El decano de la Facultad de Ciencias asumió el puesto de director del Observatorio de Cartuja y Jose María Quintana, el de secretario. En 1975 se firmaba un convenio entre la UGR y el CSIC para el uso de este observatorio y la creación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), bajo la dirección de Jose María Quintana. En esa época temprana surgió el sueño de dotar al recién creado IAA con un observatorio con medios propios. Con un presupuesto ínfimo, se firmaron sendos acuerdos con el Observatorio de Niza y el Observatorio Real de Greenwich para la instalación de un telescopio de sesenta centímetros y otro de setenta y cinco respectivamente. Estos telescopios vieron primera luz en 1982 y 1983, constituyendo lo que hoy conocemos como Observatorio de Sierra Nevada (OSN). En solo trece años este grupo pionero de astrofísicos había fundado el IAA y lo había dotado con medios de observación aceptables.

ESTRELLAS DELTA SCUTI

Este despliegue de medios, que hoy puede parecer modesto pero que en esa época fue todo un logro, dio lugar a las primeras publicaciones científicas del IAA. En 1976 se publica el primer artículo de colaboración entre el IAA y el Observatorio Real de Greenwich titulado "Resultado de la Ocultación de la estrella SAO 79100 con RHEA durante 1974", con datos obtenidos con el telescopio del OMT. En 1979 aparece publicado el primer artículo con firma del IAA en primer lugar, con Pilar como investigadora principal, Fotometría en la banda B de Epsilon Cep.  Estos trabajos se realizaron, en palabras de la propia Pilar durante la entrevista que se le hizo para el programa de la UNED Mujeres en las estrellas, con “un observatorio en precario, sin agua corriente […] observaciones que realicé durante verano de 1973 ya que durante el invierno había que dar clases en la universidad…”. Como es fácil de imaginar, el traslado al OSN con los nuevos telescopios se sintió como un lujo. Es con datos obtenidos en dichos telescopios con los que Pilar realiza su tesis doctoral, defendida en la UGR en 1986. Su tesis es un referente en la investigación de variabilidad de estrellas delta Scuti, ya que estableció la relación periodo-luminosidad-color para este tipo de fuentes, con observaciones de varios cientos de estrellas. Su tesis marcó uno de los logros e hitos en el IAA, ya que durante y a partir de su tesis se han formado varias generaciones de astrofísicos, hoy agrupados en torno al Departamento de Física Estelar del IAA.
Pero sería injusto limitarse a la labor de Pilar como científica. Detrás de su calidad científica hay un ser humano de primer nivel. Ha sido un modelo de persona, por su generosidad y disponibilidad para todos los astrónomos y astrónomas que nos incorporamos al IAA o solo pasaron un rato por aquí. Por esto queremos resaltar el papel que ha jugado Pilar, brindándonos su amistad en momentos de regocijo, y también en los difíciles, a quienes hemos tenido la oportunidad de compartir con ella nuestros sueños. Gracias, Pilar, por tu incansable apoyo.